Fácil enamorarse de Chiapas… pero se necesitan varios días

20/mayo/2015

Un viajero se propuso conocer la esencia de Chiapas en tres días y cree que no pudo. Pero terminó enamorado de lo que vio.

El territorio es tan extenso, tan variado, lleno de tanta historia y tanta naturaleza, que se necesitan varios días -pensó él en quizá una semana, al menos- para conocerlo mejor de norte a sur.

Esta es la historia de ese viajero: por cuestiones de trabajo, el viajero llegó a Chiapas, específicamente a Tuxtla Gutiérrez, para después trasladarse a San Cristóbal de las Casas, ubicado a tan sólo una hora.

Lo primero que aprendió en ese recorrido es que los climas pueden variar en lugares que están a muy corta distancia, pues su ubicación puede ser muy distinta: para llegar a “San cris” -como le dicen algunos-, hay que subir las montañas.

En San Cristóbal conoció un pueblo mágico, lleno de turistas extranjeros y nacionales que van ahí a divertirse y a conocer. Ahí mismo vio cómo la población indígena es un sector importante, que habla diferentes lenguas y muestra siempre su mejor cara y sus mejores productos, hechos a mano, a los visitantes.

El viajero recomendó que en caso de visitar San Cristóbal se debe conocer su zócalo, su iglesia, su mercado de artesanías, la plaza de  Santo Domingo y comer el pan y beber el chocolate y café que ahí venden.

Ahí fue donde el viajero -en sus últimos tres días de estancia en la entidad- decidió contratar tours para conocer el estado. Los precios son variables -desde 250 hasta casi mil pesos por día, depende de lo que se quiera conocer- y casi todos los paquetes se pueden adquirir en locales ubicados sobre la calle Insurgentes, que conecta con el zócalo del pueblo mágico.

Uno de los recorridos que eligió el viajero lo llevaron más al sur del estado, donde se esconden cascadas maravillosas, como la de “velo de novia” y “ala de ángel”, conocidas como cascadas “El Chiflón”, en el municipio de Tzimol Chiapas, México:

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Después, viajó a conocer rápidamente el Parque Nacional Lagunas de Montebello, donde hay varias concentraciones de agua, que se conectan a través de cavernas y en general son muy profundas, pero algunas dan espacios para que los turistas se metan a bañar.

Una de ellas, en el municipio de la Trinitaria, está muy cerca de la frontera con Guatemala. De hecho, es común que los celulares cambien de horario al de allá, donde no tienen un “horario de verano” como en México por lo que no adelantan una hora su reloj.

Los colores en la laguna Pojoj impresionan a todos:

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En el segundo día, el viajero se encaminó hacia al norte y conoció Palenque, donde aprendió que este lugar no se puede recorrer en un par de horas, sino que prácticamente merecería todo un día. Y pasa dos datos: deben visitarlo temprano, porque a las 5 de la tarde lo cierran; además, deben ir preparados, porque el calor es infernal (lo dijo suponiendo que ya conoce la temperatura del infierno) y provoca que todo el tiempo se moje uno la ropa.

Pero todo vale la pena. Es sorprendente el ruido de la selva desde este punto, además, claro, de toda la historia y todas las leyendas que encierra:

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Antes de llegar a Palenque, el viajero conoció las cascadas de Agua Azul, donde tiene que subir un río que no abandona ese color.

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Unos minutos después de Agua Azul, el recorrido lo llevó a encontrarse con la cascada de Misol-Ha; para quien se quiera quedar por esta zona, hay cabañas y restaurante muy cerca.

El tercer día fue tal vez un fracaso para el viajero: quiso conocer el Cañón del Sumideropero ya no le dio tiempo.

No obstante, en los embarcaderos de Chiapa de Corzo -entre Tuxtla y San Cristóbal-, el viajero registró lo bello y profundo que es el estado, con el río Grijalva de fondo, casi a las 6 de la tarde, hora en la que ya se terminaron los recorridos de dos horas.

Una fugaz lluvia lo hizo entenderlo todo: si uno se quiere mojar, no hay que llevar paraguas, ni hay que contar el tiempo.

En ese momento pensó en volver.