Editorial

22/enero/2021

 

Definitivamente nada se puede hacer para impedir que en municipios indígenas se realicen festividades patronales so pretexto de la fe aún el riesgo de muerte como sucede en Zinacantán.

 

Porque si se trata de celebrar al patrón del pueblo, resulta una contradicción poner bajo riesgo a miles cuando éste es el protector, y que esos miles minimicen los efectos reales del contagio hoy en fase amarilla, sobre todo entre un conglomerado indígena que ignora sus males degenerativos, como sucede con millones de mestizos que no se hacen examen de sangre aún teniendo mayor acceso a lugares especializados para ello.

 

Días antes un evento similar se dio en menores proporciones en Chiapa de Corzo, con la salida de varios Parachicos que desoyeron el llamado a cancelar la festividad en honor a San Sebastián.

 

El caso es que la noticia fue de escala nacional, porque no fue un evento sencillo, y sí todo un escenario para la recepción de grupos o cantantes de moda, lo que desde luego genera ganancias, que es la otra parte que a los organizadores les importa, pues ni siquiera tuvieron el cuidado de exigir el mínimo de seguridad personal, y como no hubo puestos sanitarios, miles asistieron sin cubrebocas.

 

Y es que el Ayuntamiento de Zinacantán, fue el que organizó conciertos artísticos en honor a San Sebastián Mártir, sin aplicar ninguna medida sanitaria a los asistentes, que aparte hicieron lo suyo en materia de irresponsabilidad, y llegaron sin portar el cubrebocas y tampoco mantuvieron la sana distancia, por lo que existe el riesgo de contagios masivos en esa zona indígena.

 

Hoy concluyen lo que los zinacantecos conocen como la fiesta del pueblo, en la cual han celebrado dos conciertos dándose hoy el de cierre de festividad en la cabecera municipal, y solo esperemos que no paguen las consecuencias tal irresponsabilidad de la autoridad municipal, y la imprudencia de los que asistieron a los eventos.