Editorial

21/enero/2021

 

La idea entre residentes indocumentados en Estados Unidos y personas en migración hacia ese país de que las cosas van a cambiar a su beneficio con la llegada de Joe Biden, no debería ser tan optimista, pues en esa nación sus leyes son aplicadas cual debe, y para una mayor flexibilidad para con la migración desde México y Centro América, la determinación debe ser del congreso a iniciativa, eso sí, del nuevo mandatario.

 

Obvio es que ante el cambio de autoridad, y las palabras en torno al tema de Biden, que diversos grupos internos en EU que apoyan a migrantes mostraron su beneplácito, e igual sucede con los que están en tránsito, en la falsa idea de que habrá puertas abiertas a su ingreso.

 

Lamentablemente nada de eso es seguro.

 

En México sucede algo parecido con un grupo de migrantes hondureños que exigen una audiencia ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados en Tapachula, y demandan respuesta positiva a su solicitud de refugiados y así instalarse en una casa formal para vivir y encontrar un trabajo, ya con documentación legal.

 

Algunas de estas personas temen esperar entre tres y seis meses para recibir la audiencia, aunque este grupo ingresó al país en la segunda semana de diciembre del año pasado, y será hasta el 2 de febrero de este año cuando sean recibidos.

 

Ante esto el grupo de por lo menos 100 migrantes centroamericanos y algunos haitianos se manifestaron para que la audiencia no sea diferida, y aprovecharon la coyuntura para hacer un llamado al nuevo presidente de Estados Unidos para que establezca nuevas estrategias ante el flujo migratorio que miles de centroamericanos realizan cada año.

 

Si se da un cambio en la política migratoria del país vecino, no será de inmediato, aparte de que dejan en claro que su objetivo es llegar a EU, por lo que el permiso de refugiado en el país es mero trámite.