Editorial

22/diciembre/2020

 

Todo parece indicar que México cerrará el año con más de 120 mil muertes causados por el Covid-19, y lejos quedaron los cálculos estimados a principios de junio cuando se empezó a regresar a la “Nueva Normalidad”, en que se sumaban un poco más de 12 mil fallecidos.

Eso quiere decir que en cinco meses -de junio a la fecha-, el número de defunciones subió en cien mil defunciones.

 

El día de ayer las autoridades de la Secretaría de Salud informaron que el número de muertos por coronavirus en México llegó a 118 mil 598, mientras que los casos confirmados alcanzan 1 millón 325 mil 915.

 

Al corte de ayer 3 millones 386 mil 195 personas han sido estudiadas al presentar síntomas de Covid.

 

El asunto es grave, y seguirá costando vidas, porque la imprudencia es notoria.

 

El día de ayer las imágenes en los pasillos del aeropuerto de la Ciudad de México son preocupantes: la gente va a viajar, pese a los riesgos, que no son pocos.

 

Pareciera que no pasa nada y por todo el país se ve gente de compras, acudiendo a lugares públicos, dispuestos a pasar una buena navidad aún las advertencias de que hay que tener cuidado, evitar reuniones familiares.

 

Si los índices actuales se disparan para principios de año, será consecuencia de la falta de prudencia en el cierre de año.

 

¿Qué otra cosa?

 

¿Será culpa de las autoridades?

 

Desde luego que no, pero tendrá que afrontar las consecuencias, y en medio de ello a riesgo de quienes se dedican a salvar las vidas de quienes no valoraron la realidad de un virus que se insiste, sigue cobrando vidas, por cientos, a diario en el país.