Editorial

20/noviembre/2020

 

La noticia de que solo en quince municipios de nueve entidades del país se registraba el treinta por ciento de los municipios dolosos, da muestra de la forma de operar o qué grupos son más sanguinarios en busca de sus objetivos criminales de a cómo sea.

 

Los homicidios dolosos representan el 28.7 por ciento de los 2 mil 465 que se  registraron en septiembre, aunque el índice de homicidios cifró 77 muertes diarias, según el conteo que realiza la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

 

En el sexenio pasado hubo muchos problemas para que los gobiernos estatales aceptaran la presencia y acción, porque alegaban que en parte atentaba en contra de la soberanía de los estados, y la falta de coordinación fue evidente, aparte de que la corrupción hacía su parte en la corrosión de las corporaciones estatales o municipales.

 

Hoy la situación es a la inversa y son los gobiernos de los estados los que con otra óptica aceptaron la presencia de la Guardia Nacional ante la gravedad de la inseguridad en no pocos estados, en donde la disputa por el control de “plazas” genera mucha violencia y muerte de gente inocente.

 

El congreso federal dio luz verde para la creación de la Guardia Nacional que desde luego requiere de tiempo para ser efectiva, pero en realidad ¿Cuánto tiempo?

 

Porque si no empiezan a darse avances sustanciales que reduzcan los índices de violencia en las entidades de mayores incidencias, pues nada más no se podrá reconocer como un éxito la mencionada Guardia Nacional.

 

Desde luego que hay cosas de estado que seguirán como asuntos de estado, de logística, de cobertura, pues ya quedó claro que incluso en México, hubo un narco gobierno en los tiempos de García Luna como el jefe de la seguridad nacional, que estaba al servicio del crimen organizado, lo que generó confrontaciones entre los carteles por el control del trasiego de estupefacientes.

 

Llegamos a la tercera parte del sexenio y como que se deberían de estar viendo resultados importantes, y aunque se reconoce la reducción de violencia en algunos rubros, no ha sido suficiente de acuerdo a la percepción de la gente.