Editorial

1/septiembre/2020

 

El semáforo en amarillo abre expectativas muy positivas a la entidad, pues permite que la reactivación económica se vaya reencausando y de esta manera recuperar los empleos que se perdieron.

 

Sin embargo es recurrente que en todos los establecimientos, en especial en sus asociaciones o cámaras, insistan en que guarden las medidas sanitarias recomendadas, y sean parte importante para evitar los famosos rebrotes, que se han registrado hasta en Europa y Asia, obligando a retraer el avance alcanzado.

 

Es más, en un momento Chiapas alcanzó la fase naranja y hubo de retornar a la roja, por los descuidos en la población, mucha de esta reacia en no usar cubrebocas e incluso llegar a dudar de la existencia del llamado covid-19.

 

En su momento el gobierno del estado indicó que posterior al regreso institucional, si hubiera condiciones, se evaluará con base en protocolos establecidos por las dependencias del ramo, el retorno gradual de los sectores productivos a la nueva normalidad.

 

Pues ya están dadas las condiciones, y contrario a relajar protocolos, hay que mantenerlos como si aún fuera roja, para reducir la presencia de ese mal que ha causado tanto dolor en los chiapanecos y en México, evitando aglomeraciones innecesarias de ser posible.

 

Todos tenemos necesidad de trabajar, de establecer lo necesario para salir de la precariedad y hasta las deudas, y es por eso que hay que hacerlo con toda la precaución.

 

Ya se sabrá qué estrategias se implementarán para apoyar el crecimiento económico, el impulso a la inversión, aunque ya es sabido que aún se tiene que enfrentar una recesión económica en 2021, un año electoral, en el que no “habrá guardaditos”, como señaló el secretario de hacienda federal, y que advierte o anuncia que igual hay recortes a las partidas estatales.