Tubo de ensayo

5/agosto/2019

 

René Delios

 

Ese primero de enero de 1994 el EZLN no solo desafío al régimen establecido desde la tierra de culturas antiguas, sino que también colocó en el escenario mundial los cómos y quiénes de la corrupción en México y sus lacerantes secuelas sociales.

 

Un sexenio antes, en 1988, el sistema electoral se había caído, generando una de las dudas electorales más mencionadas en la historia de la democracia en el mundo, por lo que el gobierno de Carlos Salinas tenía que legitimarse y no hubo de otra que darle con todo a lo que se consideraba un crisol de la corrupción, y no era otro que el sindicato petrolero, aunque nada que ver con el “cómo” vivía Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, con el “cómo” vive hoy Carlos Romero Deschamps.

 

En esa fecha a la izquierda le arrebataron descaradamente la presidencia, y así quedará en los anales hasta que se compruebe lo contrario, y el artífice de ello –se sospecha, conste- Manuel Bartlett Díaz, el hoy director de la CFE con AMLO; por aquellos años era el secretario de Gobernación de Miguel De la Madrid, un priísta.

 

Luego de ese suceso el gobierno federal no tuvo de otra que desincorporar el proceso electoral de su control y lo ciudadanizó, en calidad de autónomo, pues la fama de fraudes electorales en México ya era insostenible y le generaba políticas de rechazo desde el exterior.

 

Para 1994, un sexenio después de la “caída del sistema”, año de elecciones federales en México, surgió desde Chiapas el EZLN. Para muchos en esa elección acaba el PRI, pero no fue así: ganó Ernesto Zedillo la elección, en lo que se llamó “voto de miedo” supuestamente originado por el asesinato de Colosio en marzo de ese año complejo, el último de Carlos Salinas de Gortari.

 

Zedillo fue un presidente sin luz, pero no gris: no se le disparó la inflación pero de ahí en fuera nada innovador, aunque su gobierno fue marcado por el año de 1997, pues a mediados de ese año el PRD ganó la capital del país, y para diciembre se registraba la masacre de Acteal; con todo y el antecedente se dieron efectos que en 2000 conllevaron a que no el PRD, pero sí el PAN, ganara la Presidencia de México, aunque en esas elecciones, en las estatales, ese PRD ganó Chiapas, entidad a la que gobernó por doce años sin nada que destacar, a no ser lo de siempre: la corrupción.

 

De eso fue acusado también el gobierno de Zedillo cuando Forbes dio a conocer que durante su gobierno crecieron los millonarios mexicanos como nunca antes, y posteriormente aparecieron los gobiernos de Fox, Calderón y Peña tanto con Oceanografía como con Odebrecht, y es la fecha que los nombres circulan pero hasta ahí.

 

No hay ex presidente juzgado en México.

 

Ciertamente durante la administración de Peña, algunos íconos de la corrupción se fueron a la cárcel empezando por la maestra Elba Esther Gordillo, y la siguieron un buen de ex gobernadores iniciando por Andrés Granier, en lo que dio la impresión en un inicio de que sí se iba con todo en contra de la corrupción.

 

Así fueron capturados Roberto Borge, exgobernador priista de Quintana Roo, detenido en Panamá; Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador del PRI de Veracruz, detenido en Guatemala; Tomás Yarrington, priista, exgobernador de Tamaulipas, detenido en Florencia, Italia; Guillermo Padrés, ex gobernador panista de Sonora, quien se presentó de manera voluntaria, ante las acusaciones y se le arrestó; Luis Armando Reynoso Femat, panista y exgobernador de Aguascalientes, detenido en dos ocasiones; Jesús Reyna García, priista, exgobernador interino de Michoacán; Andrés Granier Melo, también priista, es gobernador de Tabasco y Flavino Ríos, ex gobernador interino de Veracruz.

 

¿Pero qué sucederá con éstos señores?

 

Porque ya se le da la voltereta al caso Javier Duarte como sucedió con Granier y la maestra que fueron exonerados.

 

La presente administración también nos muestra que por dónde sea escurre la corrupción con su hedor de posibles nombres, pero la realidad es que no aparece ninguno en concreto, en una clase política que se ataca, pero se nutre, y al final se encubre.

 

Lo contrario sería que el presidente deje la retórica y las acusaciones y así carpeta en mano con nombres claros, vayan ingresando dónde deben de estar los que defraudaron a los mexicanos, traicionaron la nación.

 

Neta que a Juárez –ícono del presidente López- no le hubiera temblado la mano.

Hoy se dice que hay corrupción por todos lados, y se menciona a la señora Rosario Robles, cuando sabemos que, si tiene que ver ella –como el ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin-, no actuó solo.

 

Matraz

 

El racismo, se manifiesta: los asesinatos en EU son consecuencia de una política xenofóbica.

 

El fenómeno es mundial, igual en medio oriente en dónde no quieren a EU o en los valcanes en dónde no quieren a Rusia.

 

Y crece el rechazo en las naciones asiáticas contra los chinos que no respetan culturas originales, como en Camboya y ya ni se diga el Tibet.

 

Credos y gobiernos, atrofiando a modo, los derechos humanos a nombre del progreso.