Las crónicas de un continuo despertar 

28/octubre/2019

 

Arít León Rodríguez

 

Como vemos, parece que parecemos, pero no, no somos, ni tantito tontos.

Son más de mil millones de pesos los que el estado de Chiapas no comprobó durante el 2018.

Dineros que han de haber sido muy bien invertidos que hoy nadie pregunta por ellos.

Son cantidades estratosféricas.

Claro, ya sabemos que existen muchos nexos y uno de los mas sonados cuando hablamos de desapariciones mágicas de recursos es el  que en la  Secretaría para el Desarrollo y Empoderamiento de las Mujeres (SEDEM) se esfumó, es más, paso de largo, y más de seiscientos cincuenta millones de pesos jamás llegaron a quienes debían haber llegado, más de 300 mil madres solteras de bajos recursos mediante la entrega de tarjetas-monedero, inscripciones en el Seguro Popular, y la realización de pláticas y talleres para enseñar oficios como peluquería, cocina, y artesanía, entre otros.

Pero les digo, las inversiones han sido asertivas: Hoy todo está condonado.

Me gustaría que de igual forma hicieran con las vecinas que tengo y sus tendejones macilentos a los que les hacen pagar impuestos por sus ventas y las cuales, preocupadas me dicen que las llegan a inspeccionar.

No saben ni usar una pc a sus sesenta años y se ven envueltas en el estrés de dar de alta un negocio que les deja cantidades ínfimas de ganancia.

Mujeres que no se ven, que no les importan, las silenciadas que sostienen ese sistema cínico que intenta cobrar hasta los impuestos de las propinas percibidas por los meseros.

De acuerdo con el artículo 346 de la Ley Federal del Trabajo, las propinas percibidas por los trabajadores en hoteles, casas de asistencia, restaurantes, fondas, cafés, bares y otros establecimientos análogos, son parte del salario del trabajador, y desde el 2015 se ha considerado descontar los impuestos de sus tan variantes percepciones.

En 2015, el SAT lo estableció como criterio normativo y se publica en la Resolución Miscelánea Fiscal (RMF) que compila criterios normativos vigentes en materia de impuestos internos.

En 2019, en el Anexo 7 publicado el 30 de abril en el Diario Oficial de la Federación (DOF), se volvió a publicar el mismo criterio, sin cambio alguno, pues sigue siendo vigente.

Es decir, al SAT lo que importa es desangrar lo imposible del pueblo que gana con mucho esfuerzo unos pesos, pero a quienes se quedan millones, les condonan, permiten, exoneran y casi besan, lo que les es posible.

 

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En México, tenemos un coctel letal: violencias institucionales, políticas, de género que se anexan  a los feminicidios, tan impactantemente que el Gobierno de la República ha sido condenado por no perseguir a los culpables ni proteger suficientemente a las víctimas por parte de la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos y el resto del mundo.

No es de extrañarse que poco se haga y mucho se critique a quienes creemos que se tiene que trabajar a conciencia: los hilos que nos enredan se mueven desde lo alto y no es desde los cielos, si no desde las alianzas entre la Iglesia y las clases dirigentes, que nos quieren ver y sentir, completamente subyugadas.

Niñas y mujeres muertas al por mayor, de manera descarada generaron que esta muerte tuviera un nombre y un sufijo jurídico en varios países y estados, feminicidio.

Es tan grande el desdén que pese a que nuestros gobiernos federal, estatal y municipal han reconocido la palabra feminicidio, feminicida, los diccionarios de la lengua española hayan presentado renuencia a incluirlas como palabras reales del uso español y castellano.