Las crónicas de un continuo despertar

28/agosto/2019

 

Arít león Rodríguez

 

Una persona cercana a mi me menciona que la situación que viven docentes de los CBTis dónde labora le da mucha tristeza.

Hay una pugna interna por los espacios laborales y no le dan entrada a docentes idóneos y es un pleitazo por 600 horas laborales que no se están impartiendo hasta hoy.

Es decir, por eso hay mas de mil alumnos que no reciben clases por conflictos con las consignas de la reforma educativa, de nuevo por encima de los derechos a recibir educación.

Es lamentable que al parecer el ser contratado para realizar una cátedra sea sinónimo de conflicto –es obvio que quienes hoy conforman la base sindical, no entraron a laborar basificados- y tampoco les hace infalibles.

Siempre he pensado que en espacios de salud y educativos debe haber un control que no evada la responsabilidad de quienes prestan el servicio para darlo de calidad.

Es preciso, necesario y urgente, por cierto.

Por otro lado, en Zinacantán se viven otras inconformidades también.

Por allá es el problema que las autoridades municipales piden de manera definitiva se cierre la escuela.

Como lo lee.

Todo es por la falta de respeto a los acuerdos locales entre alumnado de la Normal y autoridades escolares, establecidos ante la Secretaria de Gobierno, después de que en septiembre del año pasado, secuestraran a sus catedráticos, por desacuerdos con la Secretaría de Educación, los cuales fueron llevados al auditorio, se les quitaron los celulares y los encerraron, sin explicarles los motivos, salvo que las decisiones eran de y para los estudiantes y los dejaran sin alimentos por más de 28 horas.

Pues bien, tras este episodio, las reuniones de trabajo llegaron como medida de solución y créame, se hicieron varias, a modo de que la Secretaría General de Gobierno y la Secretaría de Educación se involucraron en hacer un convenio, y tras siete meses de estar cerrada, en abril de este año se iniciaron de nuevo las actividades académicas, tras acordarse respetar los lineamientos internos de la Normal y los de la población de Zinacantan.

Pues duró poco el encanto.

La autoridad municipal de Zinacantán solicitó a la autoridad educativa y a la Secretaria de Gobierno se les comunique a los alumnos y consejo estudiantil, para que de manera pacífica y sin represión alguna abandonen de manera voluntaria las instalaciones.

No quieren ya tenerles ahí, puesto que consideran que los acuerdos y reuniones fueron en vano ante la conducta de los normalistas.

Es un ya fue suficiente, terminamos aquí, y ahora retírense.

Que los otros se dejen, aun no se sabe.