Las crónicas de un continuo despertar 

24/agosto/2019

Arít León Rodríguez 

 

Hace algunos años la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estableció la normativa para que se puedan llevar los casos de acoso laboral por la vía penal, administrativa, civil o laboral, de acuerdo a la pretensión que demande la afectada.

Basados en un caso que llegó a la Primera Sala, los ministros realizaron un estudio a fondo sobre las características del mobbing tomando en consideración diversos estudios doctrinales, su normatividad en los tratados internacionales y lo previsto en la legislación interna, como por ejemplo, el Acuerdo General de Administración III/2012, que contiene las bases para investigar y sancionar el acoso laboral y el acoso sexual en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Adivine, aparte de ser un delito punible, amerita indemnización,

Pues ya, su característica principal es que se establece dentro de una relación de poder, en dónde el rango jerárquico mayor espera obtener los favores –de varios tipos pero los que más observamos son los de connotación sexual-  de su subordinada o subordinado.

Sin distinción de sexos, los rangos observables en la conducta de quien agrede es consistente en molestar, perturbar o crear dificultades a otra persona del mismo sexo o del sexo contrario al hacerle: sugerencias, invitaciones, proposiciones íntimas, etc… entre otras, de manera directa o indirecta con relación a actividades sexuales consideradas ofensivas, cuando esto ocurra en el centro de trabajo o con motivo de la relación laboral.

Pareciera que no lo entienden y sus cortas mentes les impiden entender que un cargo jerárquico en alguna dependencia no les otorga el control sobre las mentes, discernimiento y cuerpos de sus colaboradores.

Luego nos hallamos con casos deleznables como de funcionarios de otros municipios que cambian pipas por cenas o salidas al cine.

No doy nombres porque no tengo el acceso a la denuncia y ya sabe, luego se ofenden y lo niegan aun cuando los agarren con las manos en la masa.

 

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En Tapachula la huelga de las personas migrantes de origen africano ha costado la salud de varias personas implicadas y causado el aborto del producto de 3 meses de gestación de una mujer que convulsionó tras el encontronazo entre inmigrantes africanos y policías.

Se menciona inclusive que existe una mujer de siete meses de embarazo que se encuentra con peligro, tras presentar sangrado al haber sufrido una patada en el vientre.

No olvidemos que estamos hablando de seres humanos que aparte del temor que viven, están sufriendo segregación y limitaciones por que el lenguaje complica aún más cualquier cosa.

Hace unos días, también leí que en Tuxtla niñas y niños que están en la Casa de la Mujer Migrante necesitan útiles para poder hacer tareas y manualidades al no poder accesar a medios educativos locales y sentí mucha tristeza.

La educación es un derecho humano, indistintamente de nuestro origen, todas las niñas y niños merecen ir a la escuela. ¿Acaso no hay algo que se pueda hacer para ayudarles?