Las crónicas de un continuo despertar 

24/julio/2019

 Arít León Rodríguez 

 

Una de las capacidades más importantes de los seres humanos es nuestra capacidad de abstracción. Nos permite pensar en cosas solo con el cerebro, sin necesidad de tenerlas delante. Esto nos permite adquirir el lenguaje, hacer operaciones matemáticas y resolver problemas, entre muchas otras cosas. 

 

Además se utiliza en el lenguaje, para poder comunicarnos con palabras. Les damos un significado a las palabras, y solo con ellas pensar y trasmitir ideas, sin necesidad de tener delante los objetos o las personas de las que estamos hablando. La capacidad de abstracción es fundamental en la comunicación y en el pensamiento. 

 

También se necesita esta capacidad para comprender lo que pone en un texto escrito, para que las palabras que leemos, vayan construyendo un significado en la mente. La capacidad de abstracción es fundamental en la comprensión lectora. 

 

Es la capacidad que nos permite hacer cosas sin hacerlas realmente, sólo imaginándolas. Esta capacidad –vital en la infancia-  es fundamental para planificar, organizar, inventar, crear y entender ante todo. 

 

Se utiliza para resolver problemas, para pensar soluciones, “ver” las distintas consecuencias de nuestros actos sin llegar a hacerlos, para poder decidir la mejor opción. Si me enfrento a un problema matemático en el que tengo un cesto con manzanas y me como una, necesito de mi capacidad de abstracción, para “ver” las manzanas y saber que estoy quitando. Esta capacidad es fundamental para resolver problemas matemáticos y cálculos. 

 

Es fundamental para poder planificar cualquier cosa. 

 

Esta capacidad se trabaja con aquellas actividades en las que se practica la abstracción, en donde se juega, en donde se le da un significado diferente del habitual a un objeto, se trabaja en todas las acciones en las que haya que imaginar, que jugar, que crear. Algunas de ellas son: 

 

Dibujar: porque cuando dibujamos, representamos cosas con los trazos que pintamos. 

 

Escuchar cuentos: porque cuando escuchamos una narración, nuestro cerebro va creando la historia, la va imaginando, la construye en nuestra mente. 

 

Jugar: porque cuando el niño juega, imagina, crea mentalmente, cambia el significado de los objetos, representa, hace como si…. 

 

Es un proceso interno. Lógicamente, una persona cuanto más trabaje en cosas abstractas, mejor será su capacidad de abstracción. Pero no es un trabajo que podamos hacer desde el exterior de la persona. Es un proceso mental que cada sujeto tiene que construir por sí mismo. 

 

Ahí es donde radica nuestro problema. 

 

El promedio de escolaridad de los mexicanos de 15 y más años es de 8.6 grados, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. En la “Encuesta nacional de hábitos, prácticas y consumos culturales”, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes advierte que el 55 por ciento de la población jamás ha visitado una biblioteca. El índice de lectura tampoco favorece al país, ubicado en el número 108 de 109 países estudiados por la UNESCO en 2012.  

 

Hablamos de una nación desnutrida de formación intelectual, manipulable, que cree que hacer marchas para impedir que otros ciudadanos ejerzan sus derechos es válido porque su fe lo impone. 

 

Así de mal estamos.