Editorial

22/abril/2019

 

Sí que es nota el hecho de que los alcaldes del estado se mantengan en tiempo y forma en la entrega de su cuenta pública mes a mes, como ahora es la tónica y que debe vigilar se supone la presidenta de la Comisión de Vigilancia, aun esté bastante avanzado el año 2019.

Se dice que 11 alcaldes son los que están rezagados en sus obligaciones contables ante el Congreso del Estado, y que desde luego debe tener nota el llamado Órgano de Fiscalización, que depende del Congreso del Estado, y que es la vía por la cual la entidad legislativa, emite sus denuncias para que éstos sujetos sean apurados si no quieren ser buscados en su caso.

De siempre no han sido pocos los alcaldes que esperan las fechas electorales para negociar su situación administrativa, en el entendido de que no habido recursos suficientes para que éstos puedan cumplir en lo mínimo sus planteamientos de campaña, pero ello no es argumento como se dice en el legislativo, se actúe con transparencia en torno a los recursos municipales.

Queda claro que no es conveniente para el presidente de la mesa directiva, y menos para el presidente de la Junta de Coordinación Política, “considerar” a los morosos en momentos en que Chiapas reclama mucha atención.

No como sensor pero si con voz para precisar, el legislativo tiene mucho que decir en torno al cómo se opere el desarrollo de Chiapas; sus legisladores, en especial los representantes de las zonas pobres, tendrán que exponer lo que acontece como mera observación de peso.

Tenemos un Chiapas pobre, rezagado socialmente, en donde los alcaldes son parte fundamental para salir del aciago de la miseria.

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