Editorial

16/julio/2020

 

Demasiado pronto se están politizando los temas ahora en que la gente está más preocupada por la situación sanitaria y sus circunstancias económicas derivada de la pandemia.

 

A los partidos políticos en lo general les está pasando el mismo fenómeno que al Partido Revolucionario Institucional en su momento tecnócrata, al olvidarse de sus bases y el trabajo político que deben de realizar para reforzamiento, y se vuelven puras declaraciones envalentonadas en las redes sociales principalmente.

 

Antes esas situaciones se registraban solo en el momento electoral, las campañas, los dirigentes y líderes partidistas se acordaban de que es la gente la que les da el voto.

 

Hoy, se observa, acuden a las redes con acusaciones de lo que sea, referencias demagogas que ya no les creen, incluyendo a los dirigentes del partido en el poder cuya renovación del liderazgo nacional ha estado lleno de irregularidades, contubernios, acusaciones y deslealtades.

 

Hasta antes de la contundente participación de 2018, la respuesta a esa incredulidad en los partidos y sus propuestas electorales era un alto abstencionismo electoral, que reflejaba a la vez el que no había trabajo político con las bases.

 

Y parece que sucede lo mismo, incluso con Morena, pues en no pocos distritos de los estados se reclama la imposición, la revisión del padrón partidista, todo para evitar que lleguen las candidaturas externas que se sirven con la cuchara grande sin haber trabajado con la base.

 

No hay que olvidar que así empezó el declive priista: por la imposición de candidaturas, y que lamentablemente se fue imponiendo como modelo práctico de fortalecer equipos políticos del gobernante en turno, hasta llegar a Morena, pues no pocas curules están ocupadas por personajes que sí fueron una sorpresa entre la opinión pública.

 

Ahora, queda preguntar ¿si va a ser más de lo mismo? pues los especialistas especulan sobre metodologías de selección de candidaturas, ante la pobre democracia interna partidista.