Editorial

18/junio/2020

Los llamados a evitar la confrontación y la división en México, se sustentan en que en nada ayuda al avance económico ni político de nuestro país, que no solo tiene enfrente una recesión, sino también el proceso electoral de las federales intermedias.

 

La otra es que hacer el llamado a las élites que fueron beneficiadas por décadas por gobiernos corruptos por parte de Morena, ayuda poco: el seguir con la retórica de las acusaciones no genera confianza, y el empresariado o esa “élite”, sencillamente no responde al llamado.

 

Se ven amenazados más cuando mencionan que los mueve “oscuros intereses” y desde luego se refieren al documento denominado El Bloque Opositor Amplio.

 

Ya el coordinador de la bancada morenista, Mario Delgado, presidente de la Junta de Coordinación Política expresó que “El Bloque Opositor Amplio” es la nueva treta de los trúhanes de siempre y representa la política que las y los mexicanos desterramos en el pasado proceso electoral.

 

Así ¿Cómo?

 

Desde luego hasta los opositores a la cuarta transformación se sorprenden de los niveles de corrupción a los que llegó la clase política, pues no todos participaron en esos ilícitos en los que al parecer los implican por el simple hecho de ser ricos.

 

Desde luego que hay empresarios que han trabajado bien en y por México.

 

Por eso no se vale que en éste caso paguen justos por pecadores  ¿O sí?

 

Porque de que necesitamos de la iniciativa privada ni duda.

 

Si bien no se puede construir un México volviendo a los modos del pasado, tampoco se puede cimentar un futuro con todos bajo sospecha.

 

Si bien es importante ya no pisotear la pobreza, jugar con ella, también lo es el crear estrategias de apoyo empresarial y comercial para poder fomentar un compromiso de mantener el empleo en México y en crecer con más y nuevos empleos, a través del fortalecimiento de las empresas, que son las que tienen que crecer, para dar cada año más ocupación profesional, no solo de salario mínimo.