Tubo de ensayo

25/noviembre/2015

René Delios

A propósito de la llegada a la Secretaría del Trabajo de Francisco Zorrilla Rabelo, ni al caso discutir que la cuestión laboral en Chiapas está por demás violada y violentada, con sui generis niveles de explotación que éste abogado que ya ha sido legislador, puede empezar a enderezar, en algo que no se ha hecho ni en el país, en dónde los abusos laborales los comete hasta el gobierno mismo, aun la jornada de ocho horas tenga el bosquejo histórico de haber sido el origen de la Revolución con los sucesos de Río Blanco en Veracruz, y minera en Cananea, Sonora.

Pero también de ahí derivó una de las más poderosas y hegemónicas organizaciones clientelar del sistema político mexicano, y que aglutinó a todas las organizaciones laborales posibles como lo fue la aun existente –y agónica- Confederación de Trabajadores de México, uno de los instrumentos del institucionalismo a ultranza como también lo es la FSTSE.

La verdad es que se habla poco o nada de las horas extras laborales en la aldea, la entidad o el país.

En éste México de violaciones sólo existen entre los empleados de confianza y en la iniciativa privada; son horas extras de compromiso no de sueldo, por supuesto, una especie de solidaridad no escrita pero sí obligada ante la necesidad misma de mantener el trabajo, y eso es llanamente una explotación laboral, o sea, violación a la ley.

A la hora de algún cobro, administradores en el gobierno o entre los empresarios omiten el tema y obligan a sus trabajadores en muchos casos, a olvidar el tema como está pasando con no pocas dependencias del gobierno a cuyos trabajadores de confianza no les han pagado aún el retroactivo laboral según denuncian.

¿Pero de dónde viene ésta forma tan infame de menospreciar la mayor riqueza de un país como lo es el trabajo de su gente?

Se recuerda que esa explotación dio o fue uno de los hechos que detonó la Revolución hace un siglo, y aun con eso la mayor parte de los trabajadores, empleados, ejecutivos y directivos de este país –sino son sindicalizados- laboran más de ocho horas diarias por un salario que dice al pago, por ocho horas, primo y no se les reconocen las horas extras.

En otros países las horas extras se pagan al calce aun no sean los empleados sindicalizados; En otros países los sindicatos no son tan necesarios: la idea laboral es otra y desde luego, se aplican al pie las leyes como en Estados Unidos o Canadá, en dónde pagan lo estipulado en el trato o contrato, por cada hora extra.

En nuestro México baleado eso es imposible; repito: no lo paga ni el gobierno y eso que está en la ley.

Así que eso de las ocho horas diarias no aplica a los trabajadores de confianza, o al menos así lo dicen los jefes que te dan tu palmadita en la espalda “eres de mi absoluta confianza”, la que obviamente no se refleja en la nómina.

Las autoridades laborales fingen demencia y me regreso: la Secretaría del Trabajo y Previsión Social debería encabezar ese análisis omitido por años ¿qué con los derechos laborales de los asalariados no sindicalizados?

Ya no puede ser posible que continúen hablando de justicia en medio de lo contrario, incluyendo la explotación laboral y el colmo, la utilización jurídica de lagunas en aras de explotar a jóvenes en busca de empleo, a los que las empresas demandantes “ponen a prueba” quince días bajo promesa de llamarlos y nunca lo hacen, porque a la quincena siguiente llegan otros a prueba y así se la llevan en las subsecuentes utilizando mano de obra “gratis” so pretexto de contratación.

¿No es un abuso en contra de #ese futuro de Chiapas” como lo es la juventud?

Pues está pasando, en casi todas las plazas comerciales esas que llegaron a saquear y a explotar a Chiapas.