Editorial

25/noviembre/2015

Ante la necesidad de sacar el presupuesto disminuido en 221 mil millones de pesos, se tensaron las relaciones por los compromisos de los 500 diputados federales, ante las presiones y amenazas de todo tipo provenientes de gobernadores, alcaldes, las dirigencias de sus partidos, de organizaciones y asociaciones que los apoyaron en campaña que les exigieron tanto no se les disminuyeran sus partidas, sino que al contrario se les aumentara.

Eso sin contar que entre ellos mismos se dieron con todo entre sí.

Y así el diputado panista Marko Cortés arremetía duro contra el priísta Baltazar Hinojosa, presidente de la Comisión de Presupuesto; Cortés, quien es el coordinador parlamentario del PAN en San Lázaro, acusaba a Hinojosa de  retener información esencial para la aprobación del Presupuesto base cero.

Su queja del blanquiazul advertía que su fracción podría obstruir la aprobación del Presupuesto si sus condiciones no eran cumplidas. Pero más directo fue el perredista Jesús Zambrano, quien como presidente de la Cámara de Senadores simplemente descalificó el Presupuesto cuando todavía no era aprobado, diciendo que estaba de acuerdo con los analistas que advirtieron que el Presupuesto por tramitarse, nunca cumplió con la calificación de “Base Cero”.

Así se pasaron días y días los cerca de 40 miembros de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, quienes de entrada tuvieron que escuchar y lidiar con sus propios compañeros de las otras 60 comisiones legislativas ordinarias y extraordinarias, exigían también recursos para sus respectivas áreas.

Esto comprendió la intervención de los legisladores “etiquetados” que pertenecen indistintas agrupaciones en sus entidades, que se movilizaron para llegar hasta las puertas del recinto legislativo exigiendo con megáfonos que el recorte presupuestal lo hicieran en otras áreas menos en las suyas.

Así se llegó al día de la votación y aprobaron en lo general la asignación de unos 4 billones 600 mil millones de pesos para 2016.

Así que éste legislativo no va a ser distinto: cada cual jalará su mecate.