Arít León Rodríguez
Arrancó el trabajo del ayuntamiento en Tuxtla Gutiérrez.
El organigrama del equipo de trabajo de la alcaldía, quedaron del siguiente modo:
Gloria Luna Ruiz como Secretaria General del Ayuntamiento, Octavio Lozoya Uribe como Secretario de Seguridad y Tránsito Municipal, Carlos Gallegos Curiel, Jefe del Estado Mayor de la Secretaria de Seguridad y Tránsito Municipal, María Cristina Palomeque Rincón como Tesorera Municipal, Doris Moguel D´Amico será la Directora General del DIF Municipal, Adrián Sánchez Cervantes es el Coordinador de Gabinetes, José Luis López Coutiño Secretario de Administración, mi amiga a quien respeto y valoro mucho, María Enriqueta Burelo Melgar en la Secretaria de la Mujer, Magda Elizabeth Jan Arguello a cargo de la Secretaria de Planeación, Alejandro Mendoza Castañeda Secretario de Ecología, Roger Alejandro González Castellanos como Secretario de Desarrollo Urbano, Bertha Araceli Consospó Rodríguez como Contralora Municipal, Ranulfo Chávez Lemus es el nuevo Secretario de Salud, Carlos Othoniel Vázquez Salazar, Director del Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura y Enrique Alfonso Hernández Escobar a cargo de la Coordinación de Comunicación Social.
Les espera un trabajo arduo y muy intenso.
Nosotros esperamos que de lo bueno, broten serendipias.
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Con todo y que la intención de vender productos en tan mal estado no es tal, personas infortunadas se hallan ante la horrorosa verdad que están consumiendo algo por lo que no pagaron, especialmente cuando es un producto envasado.
Aun cuando en nuestro país este tipo de situaciones no forman parte de la cotidianidad, el hecho de saberlo, es en serio asqueroso.
Una rata dentro de una lata de Tecate no es el concepto de una bebida exótica.
Al menos de manera consciente no vas y compras una cerveza ó cualquier otro liquido, esperando ingerir una patita.
También es cierto que somos por nuestra parte descuidados, nos enfermamos al consumir lo que hay dentro de esos botes sin haberles lavado e higienizado propiamente.
Desechos químicos y animales, se acumulan en las boquillas de latas de aluminio a lo largo de meses, y nosotros solo sacamos la lata del enfriador y bebemos sin preocupaciones.
Más tarde enfermamos y no sabemos ni de donde llegó el virus.
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La tinta en la piel es interpretada socialmente como rebeldía, suciedad, maldad o estigma. A pesar de ser un arte muy antiguo y que se ha practicado en diferentes civilizaciones, la discriminación hacia las personas que lo eligen dificulta su incursión en la vida laboral o estudiantil. La ignorancia es la fuente del rechazo, dicen los tatuados, quienes enfrentan todos los días el juicio sobre su apariencia anormal.
Por ejemplo, para obtener el pasaporte, el personal encargado de tomar las fotografías dentro de la Delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha llegado a exigir a las personas con perforaciones en la cara u orejas, que se quiten las piezas de joyería. Esto a pesar de que en los requisitos que deben cubrir las fotos no se dice nada al respecto. Paradójicamente, según el sitio web de la SRE, las fotografías “deben reflejar fielmente la apariencia del solicitante del pasaporte”.
Algunas empresas o instituciones educativas consideran que tienen el derecho de establecer los requisitos y reglamentos que consideren convenientes para su funcionamiento, lo cual incluye no aceptar personas tatuadas o modificadas. Y ¡oh! Infórmense queridos, ningún reglamento puede contener disposiciones que violenten el acceso a algún derecho, sea el derecho al trabajo, a la educación o a la salud.
Digo, porque luego hacen como que lo olvidan.
