Indicador político

4/julio/2015

¿Díaz no y sí Juárez, Obregón, Calles, Cárdenas y el PRI?

A la memoria del periodista y amigo Jacobo Zabludovsky

#Carlos Ramírez

En los pilares del Monumento a la Revolución construido por Díaz para otros menesteres descansan los restos de Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, los dos enemigos irreconciliables y los dos con acciones represivas y los dos columnas básicas del sistema político priísta.

A Díaz lo han acusado de todo: ambicioso de poder, asesino, represor, dictador, verdugo de gobernadores, manipulador de elecciones y otras lindezas. Hacia 1910, luego de que Francisco I. Madero fue abanicado por Díaz como candidato a la vicepresidencia para un relevo institucional a favor de la oposición, la convocatoria al alzamiento de armas fue prendiendo en la república hasta obligarlo a renunciar en mayo de 1911.

Sin embargo, los sucesores salieron igual a Díaz: Madero mantuvo a Victoriano Huerta y éste lo asesinó, Carranza como hombre fuerte de la Revolución mandó asesinar a Zapata y Villa, Obregón ordenó el asesinato de Carranza y en él participó Cárdenas. Obregón, Calles y Cárdenas fundaron un sistema político centralizado, autoritario y violento.

Y antes: Díaz fue condenado por la historia no oficial por el envío de campesinos e indígenas a Valle Nacional, Quintana Roo, lo que caracterizó al “México bárbaro” del periodista John Kenneth Turner: y en esa zona de la península los campesinos iban a morir en las peores condiciones.

¿Pero no fue Juárez quien fundó el ejército federal para reprimir las protestas indígenas ante el decreto de desamortización de propiedades religiosas e indígenas en 1856 con todo el apoyo de Juárez? Esta represión fue caracterizada por los reconocidos historiadores Nancy M. Farriss En La sociedad maya bajo el control colonial y Marcelo Carmagnani en El regreso de los dioses como la segunda conquista ahora de criollos a sangre y fuego.

El modelo de sustituir gobernadores que aplicó Díaz tenía el ADN Juárez porque los gobernadores controlaban a los legisladores. Díaz aprendió de Juárez la estrategia de usar el ejército y fabricar acusaciones para construir la fuerza presidencial: Laurens Bailard Perry llama a ese modelo el de la “maquinaria política de poder” en El modelo liberal y la política práctica en la república restaurada 1967-1976: la represión y el control.

Obregón, Calles y Cárdenas transformaron esa maquinaria de poder en sistema político, con todos los defectos de Juárez: la represión, la exclusión, los asesinatos políticos, el exilio. Cárdenas destituyó a diecisiete gobernadores por callistas pero lo hizo con métodos autoritarios tipo Díaz. A lo largo de setenta y un años, de la fundación del PNR a la derrota electoral del 2000, el PRI y sus operadores se negaron a la democracia y reprimieron a sangre y fuego las demandas: estudiantes, campesinos y clases medias fueron aplastados para no democratizar.

Y si Juárez restauró la república, no lo hizo sólo sino que tuvo el genio militar de Díaz con las batallas en Puebla y La Carbonera. En 1871 Díaz lanzó la revolución de la Noria contra la reelección de Juárez, aunque desde el poder se percató que se necesitaba –el necesariato de Emilio Rabasa– un poder ejecutivo central y fuerte para evitar la disgregación de la república. En 1900 Díaz le iba a dejar el poder a Limantour pero éste se negó y Díaz se quedó sin opciones.

Dos importantes historiadores –Justo Sierra, Rabasa– razonaron la necesidad de un ejecutivo fuerte ante la ausencia de una sociedad civil. Por tanto, la re-revisión del papel de Díaz en la historia política nacional necesita salirse ya del maltrecho pensamiento histórico carlyliano de los héroes y enfatizar más los procesos políticos, sociales y sistémicos.

Al final Díaz no fue más dictador que Juárez, Lerdo, Carranza, Obregón, Calles, Cárdenas y más tarde los autoritarios del PRI: Díaz Ordaz, Echeverría y Salinas de Gortari. Pero la sociedad y la élite que domina el pensamiento histórico temen que cambie la calificación de Díaz en la historia nacional y la sociedad se percate que fue engañada durante un siglo con mentiras políticas del poder.

Famosas últimas palabras: “se siguen  registrando actos delictivos en Ciudad Universitaria de la UNAM; no se trata pues de un asunto simple, no se trata de un problema que con una sola medida pueda resolverse”: rector José Narro que entregará la rectoría en noviembre dejando una Universidad sin orden ni autoridad.

Es pregunta: ¿Será el momento para una evaluación profesional sobre la figura de Jacobo Zabludovsky como periodista?

La crisis que viene: Hay nerviosismo en el PRI por las revelaciones en EE.UU. sobre el ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI Humberto Moreira por malos manejos de finanzas públicas. El tema de la corrupción es el más sensible en el PRI.

@carlosramirezh