Editorial

23/mayo/2015

Siguen los escándalos que se enroscan al proceso electoral irremediablemente.

Luego de que se exhibió a la candidata del PRI por Sonora, Claudia Pavlovich Arellano,  y a la del PRD por Guerrero, Beatriz Mujica Morga, del uso excesivo de aeronaves, privadas la primera y del gobierno estatal la segunda, y desde luego el asunto del PVEM y la retención de sus prerrogativas federales por orden judicial, surge el caso lamentable del consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdoba Vianello, en una grabación en la que se escucha que se burla de un representante indígena.

En la grabación se escuchan claramente partes en la que el alto representante ciudadano ante el INE, se expresa de manera soez y hasta vulgar de la forma de hablar de un representante Chichimeca, y hasta pasa a traer a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, cuando su función es esa: la pluralidad y el respeto a las muy diversas expresiones.

Desde luego que el jefe chichimeca le habla en un mal “castilla”, pero entendible para quien se supone un hombre letrado, poseedor de un prestigio que se cae ante la expresión “¡No mames!”, y la comparación entre el líder indígena y el actor Jonny Deep en su representación de “Toro” en la película “El Llanero Solitario”.

La conversación entre Lorenzo Córdova Vianello, el actual consejero presidente del INE y Edmundo Jacobo, secretario ejecutivo del mismo instituto, se da inmediatamente posterior a la reunión con el jefe de la nación Chichimeca, y ésta ingresa inmediatamente en la denostación, la ridiculización de su manera de hablar español, aunque destaca algo que pocos comentan, y es que el chichimeca en un momento dado –y no ha trascendido mucho- le advierte que él puede impedir la elección en su territorio, si no le conceden diputados para ellos, en un asunto que ya se está volviendo recurrente entre grupos y organizaciones sociales que dominan zonas o municipios indígenas, que piden a cambio de su permiso, beneficios para su gente, según esto.

El caso es que la discriminación fue más del interés mediático por ser él el presidente consejero, y no tiene cómo justificar nada.

Menos ahora en que ese tipo de espionaje se ha vuelto tan constante en las redes sociales, y muy seguramente el señor Lorenzo Córdoba desde ahora dejará atrás el protagonismo que traía últimamente y actuará de muy bajo perfil.