Editorial

5/junio/2019

 

Desde luego que México no va a militarizar la frontera chiapaneca con Centro América, aunque sí tendrá que endurecer su política en contra del crimen organizado, lo que incluye la modalidad de tráfico de personas, en un comercio internacional de años, y que ha llegado a comprender asiáticos y africanos.

El presunto incremento del tráfico de personas subió según por las caravanas que han ingresado al país desde octubre del año pasado, y que en algunas ocasiones han protagonizado acciones violentas en las garitas, y no pocos hechos delictivos.

Pero es una migración que igual regresa a sus modos de siempre: la clandestinidad, ante las políticas de contención de Donald Trump, las que no garantizan que el flujo migratorio deje de registrarse.

Incluso por los aeropuertos de Estados Unidos, mucho es lo que entra y sale de manera clandestina, entre drogas y armas, como para que deslice la gravedad del problema a sus orígenes en México, desde dónde supuestamente entra la mayoría de la droga que consumen los estadounidenses, considerado en mayor mercado mundial en su tipo.

Ciertamente la migración de personas se ha incrementado y no cesará hasta que se den las condiciones sociales en sus países de origen.

No es una migración política ni religiosa como sucede en otras latitudes del mundo, sino social. Es por necesidad y la falsa idea del milagro americano en EU.

Es por esto que en su caso, México solo va mantener una vigilancia fronteriza con elementos de la Guardia Nacional, como siempre se ha hecho en ésta parte del país.

Para los especialistas y analistas de éstos fenómenos migratorios, no es con medidas arancelarias ni con muros como se va a resolver el asunto del desplazamiento humano a Estados Unidos, ni se trata de que México haga el trabajo de detener tal flujo humano, cuando no es el objetivo de destino.

No puede evitar las medidas que tome el presidente estadounidense en torno a resguardar su frontera sur, que para muchos no demora en blindar más por ganar imagen interna que porque sea necesario, pues no son los migrantes el grueso criminal como acusa, por lo que no se descarta que sea una estrategia electorera -se renueva la presidencia en 2020-, aun el costo sea para México.