Editorial

4/junio/2019

 

Pues sin situaciones mayores salvo en un municipio poblano, las elecciones del pasado domingo en lo general pasaron sin situaciones álgidas, aunque van a presentarse impugnaciones pues aún es difícil para muchos y muchas, aceptar su derrota.

Claro está que las presuntas irregularidades esta vez tendrán que ser en verdad contundentes, como para anular una elección aún sea municipal, debido a que se ha transparentado mucho la realización de los procesos electorales en los últimos años, y más con la llegada de Morena y en concreto de Andrés Manuel López Obrador, pues fue evidente que no metió mano en la elección pues hubo entidades en las que sencillamente su partido no figuró, como fue en Tamaulipas, Durango o Aguascalientes.

Se aplaude a aquellos que aceptaron en la primera que no ganaron, pues de esa manera promueven la democracia y su pluralidad debida, en una actitud partidista respetable.

¿Qué sucederá ahora a partir de que se den las cifras oficiales?

Pues viene la representación proporcional en los legislativos locales, que la verdad a la hora del análisis de resultados no deberían ni de contar pues no fueron votados.

Pero se suman y contabilizan, y habrá de incluirse el abstencionismo visto y manipulado ahora como reflejo de inconformidad con el actual gobierno, cosa que no se hacía antes.

Ya se abrirá la discusión, como se conocerá el porcentaje real de abstencionismo que en el pasado hasta dio pie a que se hablara de una segunda vuelta electoral, y jamás fue considerado como parte de la resultante.

Así que para muchos aun ganara Morena las dos gubernaturas en disputa, la elección de éste domingo fue pareja.

Solo los que no observan la realidad de ir ganando las posiciones de mando insisten en eso.