Editorial

27/mayo/2019

 

Todos los políticos en su momento de protagonismo, se dejan ver como pulcros en los eventos públicos, y más pulcros son sus discursos en referencia a la fecha, en que se ven doctos en el tema con basto léxico, a través de textos redactados por asesores que el discursante expresa como propio, aun los de enfrente en el presídium saben que como en el caso de ellos, en ese pódium, otro lo hizo.

Y así, desde el presidente hasta el munícipe, hablan de lo que otros escriben, para ellos, desde luego, en exclusiva.

Eso ya lo saben los ciudadanos, que desde luego tienen muy poca credibilidad en una clase política desgastada en sí misma, por sus propios hechos y acciones de escándalo, que comprende hasta asesinatos para quitar del camino a adversarios, desde el suceso de Luis Donaldo Colosio –de quien conmemoraron 25 años de magnicidio-, hasta casos como Ayotzinapa aún ninguno de los dos casos esté resuelto.

El punto es que se ha hecho evidente que el ciudadano común, tiene claro el manejo indiscriminado que se tiene con los cargos públicos, sean de confianza o de elección popular.

Los señores o señoras, en esos cargos, utilizan como propio ¡todo! cuando ese todo es de la sociedad a la que sirven o representan.

Eso ha ido desgastando la imagen del gobierno como tal, y la credibilidad de los políticos como opción para lograr una mejoría para la población que, desde hace sexenios, no ha visto mejor nivel de vida y sí una depreciación del trabajo, del ingreso, de la calidad de vida.

Esa es la verdad.

Los magros logros, hacen ver en lo general a las instituciones, sea la procuración o administración de justicia, los programas productivos, el gasto social, entre otros tantos dineros destinados a cientos de instituciones federales o estatales, al uso indiscriminado de los titulares, o de representación popular.

La detención de ya varios ex gobernadores, refrenda ese hecho, y la pregunta es porque “no se eleva el discurso” y se llega a ex funcionarios de pasados regímenes.

Es por eso que se dice que hay encubrimiento de políticos a políticos, que es cosa muy distinta a cuando, uno de esos políticos cae “en desgracia” ante el poder y todo el aparato se le va encima, para luego salir terminado el mandato, como fue el caso de Andrés Granier o Elba Esther Gordillo, otras vez en las lites políticas.

O sea exonerados.

Cómo creer eso.