Café para todos

17/mayo/2017

 

Alberto Carbot

 

* El asesinato de verdaderos periodistas ya se hizo costumbre en México; los hay quienes con una credencial sirven al narco como “halcones”

 

Matar a verdaderos profesionales del periodismo, al parecer ya se hizo una costumbre en México. Al leer que ha sido ultimado un reportero ya nadie levanta una ceja y ni siquiera hace una pausa en sus actividades. Se ha perdido la capacidad de asombro, porque también el oficio se ha desvalorizado.

Ahora le tocó a un auténtico periodista, Javier Valdez Cárdenas -fundador y codirector del semanario mexicano Ríodoce-, quien fue ultimado a tiros el pasado lunes en la colonia Jorge Almada de Culiacán, la capital sinaloense.

No se trata de ningún pasquín de esos que abundan en los medios electrónicos o de los que se encuentran por montones en las mesas de las salas de espera de los funcionarios gubernamentales.

Ríodoce es un órgano muy respetado que -al igual que otros medios del interior del país, como el semanario Zeta de Tijuana-, se han convertido en portavoces de lo que ocurre en las entrañas del México real, no el que reseña la prensa capitalina de la ciudad de México.

Valdez Cárdenas, como pocos le había tomado el pulso a la violencia en la entidad y sobre todo a las actividades criminales del cártel de Sinaloa, el más poderoso del país, que encabezaba Joaquín El Chapo Guzmán, extraditado a Estados Unidos el pasado 19 de enero.

El comunicador también se había caracterizado por seguir de cerca el actual conflicto sangriento entre las distintas facciones que se disputan el liderazgo del Cártel del Pacífico.

Abogado y escritor -autor de un reciente libro llamado “Los Morros del Narco”, con crónicas de los niños que suelen ser usados por las bandas criminales como carne de cañón-, fue acribillado por hombres armados que interceptaron su vehículo.

Valdez -quien fungía también como corresponsal del diario La Jornada, y autor de otros libros exitosos sobre temas criminales como “Miss Narco”-, inició su carrera periodística en 1988, en el diario El Noroeste de Sinaloa. Su columna “Mala Yerba” era una fuente indispensable para entender el funcionamiento del narcotráfico en la entidad y otras partes del país.

Los asesinatos de los verdaderos periodistas -que no son un gremio privilegiado, pero al ser portavoces de la sociedad suelen ser uno de los eslabones más débiles en la larga cadena de impunidad que nos rodea-, van en aumento y este año la embestida contra los auténticos informadores se ha intensificado.

Hace casi 3 meses fue asesinada otra corresponsal de La Jornada, la periodista Miroslava Breach, en Chihuahua.

El pasado 15 de abril fue también ultimado Maximino Rodríguez, periodista del Colectivo Pericú, un popular portal en Internet, en La Paz, Baja California Sur. El 19 de marzo asesinaron en Veracruz a Ricardo Monlui Cabrera, director de la publicación digital El Político y columnista de El Diario de Xalapa. El 2 del mismo mes, fue victimado Cecilio Pineda, reportero policiaco de Guerrero.

La organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras ha catalogado a México como el tercer país de mayor riesgo para ejercer la actividad periodística sólo superado por Siria y Afganistán.

Hasta ahora suman 126 periodistas asesinados en México desde el 2000, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), por lo que se han encendido todas las alarmas y desencadenado una ola de condenas por parte de quienes defienden la libertad de expresión.

 

Distinguir a los auténticos periodistas, de aquella basura al servicio de los capos

 

La mayoría de los auténticos periodistas, sobre todo los que trabajan en las zonas convulsionadas del territorio nacional -no la basura de supuestos informadores a los que “habilitan” como reporteros con una credencial, una grabadora o una cámara, aunque no sepan ni escribir su nombre-, antes de ser asesinados han sido objeto de hostigamiento, persecución y agresiones, en particular en las redes sociales, según numerosos testimonios de la comunidad periodística.

Nadie debe asombrarse que la basura periodística también haga el papel de “halcones” al servicio de los capos, utilizando la credencial de prensa. Luego, cuando sus amos y jefes se disgustan por su “trabajo”, pagan las consecuencias y la denominada sociedad civil -que no hace distingos-, los trata forzadamente de convertir en mártires de la libertad de expresión, aunque como digo, algunos sólo sepan deletrear su nombre y se deslicen entre el fango y la inmundicia.

La Fiscalía Especializada para la atención de delitos contra la libertad de expresión (Feadle) de la Procuraduría General de la República (PGR) abrió una carpeta de investigación sobre el asesinato de Javier Valdez Cárdenas.

Ricardo Pérez Sánchez del Pozo, titular del organismo, indicó que un equipo de peritos e investigadores coordinará la indagatoria. La PGR dio como un hecho la atracción del asunto, por tratarse de un delito relacionado con la libertad de expresión y la actividad profesional de Valdez Cárdenas.

En Sinaloa no hay Fiscalía Especializada en delitos contra periodistas, por lo que inicialmente la Procuraduría estatal se hizo cargo del lamentable hecho. Las primeras líneas de investigación buscan confirmar que el periodista fue asesinado por asuntos relacionados con su actividad profesional.

Valdez dijo hace poco que “vivir en Sinaloa es una amenaza y ser periodista es una amenaza adicional” y recordó que había aprendido con sus colegas a “a vivir en tiempos en que las balas están volando a nuestro alrededor”.

El periodista fundó en 2003 -junto con un grupo de antiguos compañeros del diario Noroeste-,  el semanario Ríodoce que muy pronto ganó prestigio por la valentía con que cubrió los acontecimientos sobre la violencia del crimen organizado en la entidad y en general en la zona norte del país.

Tan precisa y puntual era la información que publicaba, que en septiembre de 2009 desconocidos lanzaron una granada en sus instalaciones y dañaron el inmueble, después que publicó una serie sobre el narcotráfico titulada Hitman: Confesión de un Asesino en Ciudad Juárez.

Valdez Cárdenas obtuvo el Premio Internacional a la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de los Periodistas, el 22 de noviembre de 2011.

El fiscal de Sinaloa Juan José Ríos Estavillo dijo que no tenía reportado alguna solicitud de protección especial para el colega, pero ahora que falleció aseguró que se procederá a salvaguardar la integridad de los integrantes del semanario y de su familia.

La realidad es que los periodistas -como muchos otros profesionistas del país, que se desempeñan en áreas sensibles donde prevalece el narcotráfico y el desgobierno-, están a expensas de los criminales, a quienes no se persigue, no se castiga, no se identifica y no se les toca ni con el pétalo de una rosa. ¡Faltaba más!

 

Granos de café

 

En estos tiempos en que WhatsApp, se ha convertido en una de las mejores vías para mantenernos informados al instante -sin tener que pasar por los tradicionales medios informativos-, también hay que decir que esta aplicación de mensajería que utilizan más de mil millones de personas en 180 países, ha sido objeto de abusos sin fin.

Como seguramente les podría llegar vía WhatsApp, un aviso por parte de los ociosos que se la pasan enviando tonterías por la red, les reproduzco la respuesta que le di a un estimado amigo, que  precisamente me hizo llegar una alerta, diciendo que si te llamaban de tu mismo número y les contestabas, seguramente tu celular quedaría bajo el control de quien te marcaba.

Reitero que esto nada tiene que ver con el ciberataque a las PCs y algunos equipos informáticos, que ciertamente es una posibilidad real, como resultado de abrir archivos infectados con el virus ‘ransomware’ que se ha extendido a escala mundial, y luego solicitan rescate para recuperar tu información.

Para evitar ese problema, les aconsejo bajar las actualizaciones de sus sistemas operativos, del sitio oficial de Microsoft.

El parche para hacerle frente a este virus es el “MS17-010”  (el link de Microsoft) https://technet.microsoft.com/en-us/library/security/ms17-010.aspx

Pero volviendo al tema del “secuestro de tu teléfono celular” reitero ya se ha hecho habitual que la gente crea todo lo que se envía ociosamente por cadenas, a través de WhatsApp.

Hay que subrayar que este asunto lleva  varios  años circulando en la red de forma fantasiosa, para “alertar” sobre el posible “control” de tu celular.

Debo comentar que hay pocos acosadores que sean capaces de manipular los identificadores. Quien responda a una llamada inusual, seguramente verá que ésta proviene de un número “privado”,  porque generalmente los acosadores muy pocas veces se toman la molestia de manipular los identificadores,

Estos números “privados” los utilizan los estafadores desde las prisiones, los bufetes de cobranzas y hasta algunas compañías de inescrupulosos, para ofrecerte “ofertas” de vacaciones a precios ridículos -que al final de cuentas serán más caras que unas vacaciones para toda la familia en Europa-, o te informan de que eres el “afortunado” ganador de un premio fabuloso.

La recomendación es simple:

No hay que responder a ese número “privado” y tampoco a aquellos números que se consideren desconocidos o poco familiares. Lo mejor es no hacer caso a ese tipo de llamadas.

Si a la persona que te llama desde un número desconocido o “privado” realmente le urge contactar contigo, al no tener respuesta tuya seguramente lo hará a través de un mensaje de voz o SMS. Generalmente los “inoportunos” y estafadores no se toman la molestia de dejar un mensaje de voz o SMS.

En algunos países, ese tema lleva varios años.

Por ello me permito reproducir un mensaje de Bikram Bandy, Coordinador del Programa “No Llame”, FTC de Estados Unidos, emitido el 7 de julio de 2015.

“Es como una escena sacada de una extraña película de ciencia ficción. Recibes una llamada, miras el aparato de identificación de llamadas y ves que te están llamando desde tu propio número de teléfono. ¡Raro!

No, esto no está sucediendo en una realidad alternativa en la que tu futuro yo está llamando a tu actual yo. Es un estafador que está haciendo una llamada automática pre-grabada ilegal.

Con la tecnología actual, a los estafadores les resulta más fácil falsear o manipular la información de los aparatos de identificación de llamadas.

Esto les permite simular que te están llamando desde otro lugar o número de teléfono. Incluso desde tu número. Los estafadores usan este truco como una manera esquivar el bloqueo de llamadas y ocultarse de las autoridades.

Ellos esperan que seas lo suficientemente curioso para responder la llamada. No caigas en la trampa.

En realidad te podrían estar llamando desde cualquier parte del mundo. Ya hemos escrito anteriormente sobre este tipo de trampas, como por ejemplo, cuando contamos el caso de unos estafadores que se hicieron pasar por el IRS (el equivalente del SAT en México) y falsearon la identificación de sus llamadas para que la gente pensara que en verdad la estaban llamando desde el IRS.

¿Conclusión? Estas llamadas desde tu propio número son ilegales.

No respondas -ni presiones ningún botón del teléfono- para que te excluyan de la lista de llamadas, ni intentes hablar directamente con una persona. Eso solo genera más llamadas.

Lo mejor es ignorarlas, y seguir adelante con tu jornada. Y tal vez ver una muy buena película de ciencia ficción”…Sus comentarios envíelos al correo gentesur@hotmail.com