¿Violan las redes sociales los derechos humanos de sus usuarios?

7/abril/2018

Agencias

El portal The Conversation realizó un análisis que expone cómo peligran los derechos humanos de los usuarios por espionaje y como herramienta para difundir el odio.

Tras la polémica de Facebook y Cambridge Analytica sobre el robo de datos para la manipulación de usuarios, las recientes acciones que ayudaron a vislumbrar las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, así como la presunta complicidad de ambas firmas para hacer lo propio con las contiendas nacionales de México; el portal The Conversation realizó un análisis en el que expone el peligro de las redes sociales frente a los derechos humanos.

Tales hechos provocaron un desplome en las acciones de la empresa de Mark Zuckerberg y millones optaron por eliminar sus cuentas para sentirse protegidos, ya que no sólo se trata del hurto de información, sino de espionaje y una violación a la privacidad. “Pero podría ser que su modelo de negocios, y el de sus pares de redes sociales en general, sea simplemente incompatible con los derechos humanos”, apunta el artículo.

Algunas de las vertientes positivas de las social networks es la “libertad de expresión” para emitir opiniones y para la circulación de la información con mayor rapidez, lo cual rompe con los estándares de los medios tradicionales; sin embrago, aunque una red social funge más como una plataforma para compartir ideas, que como mass media, sí tiene una eficaz funcionalidad como medio de distribución de la comunicación.

“Las redes sociales mejoran la efectividad de los movimientos políticos no convencionales, asambleas públicas y manifestaciones, especialmente en países que ejercen un estricto control sobre los derechos civiles y políticos, o tienen fuentes de noticias muy pobres”, apuntó el portal independiente.

Asimismo, cita ejemplos sobre la congregación masiva de ciudadanos que se dieron cita para derrocar las dictaduras de Túnez y Egipto. Incluso en México han funcionado como un punto de acuerdos para salir a la calles y protestar; y qué decir de los hashtahs como #MeToo, #NeverAgain, #NiUnaMás o el famoso #YaMeCansé, que han dado hincapié para la evolución de diversos movimientos a nivel nacional e internacional.

Empero existen, y van en aumento, las faltas y “detalles” negativos que las redes sociales sueltan. Entre éstas se encuentran las contrariedades de las acciones antes mencionadas: el libertinaje de expresión y las fake news.

“La ONU descubrió recientemente que Facebook había sido una plataforma importante para difundir el odio contra los rohingya en Myanmar, lo que a su vez llevó a la limpieza étnica y crímenes de esa humanidad”, señala The Conversation.

Lo anterior es un ejemplo de la inexistente regulación de las redes sociales sobre los usos de éstas, debido a que también se convirtieron en herramientas para difundir el odio. Basta con recordar el triunfo de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y el despunte de comentarios racistas contra de los migrantes y latinoamericanos.

Estas violaciones a los derechos humanos, apunta Sarah Joseph, autora del texto, podrían ser un modelo de negocio de los gigantes de las redes sociales, “se basan en la recopilación y el uso con fines de comercialización de los datos de sus usuarios”. Es decir, la información que poseen cuando se crea un perfil es colosal, hecho que es conveniente para la empresa y, por supuesto, para los actores políticos.

¿Cuánto tendremos qué esperar ejercer el voto a través de estas plataformas que, más allá de su función para socializar, es hoy casi indispensable para la vida diaria?

Lo que es cierto es que nuestro papel como usuarios debe ser comenzar a cuestionar los modelos mercantiles de las redes, y “tal vez Internet debería ser reconectado desde la base, en lugar de ser dirigido por las necesidades comerciales de los oligarcas digitales”, finaliza el portal.