Editorial

24/febrero/2018

 

Si bien es cierto que la actividad delictiva está por todo el país, que amnistía Internacional cuestiona el incremento de ésta, con decenas de miles de muertos por todo el territorio nacional, derivados de enfrentamientos, asaltos, robos, secuestros, crimen organizado, es gusto de esa organización destacar lo malo de los gobiernos en especial de sus autoridades, en éste caso militares, al referirse a marina y ejercito mexicanos.

Pero desliza lo bueno: como que en muchos puntos es parcial en sus juicios.

Ciertamente ha habido acciones de prepotencia y abuso de los militares, pues no deberían cometer ni uno, pero evidentemente han sido mucho más los beneficios y acciones positivas de cobertura de salvamento y detención de personas por parte de las fuerzas armadas, mucho más líderes de carteles y células delictivas han sido detenidas y desarticuladas por las fuerzas armadas que las logradas por las autoridades de EU.

Este tipo de situaciones son las que ponen vulnerables las acciones de los soldados, que la verdad no se enfrentan a blancas palomas y contrariamente, son gente sin escrúpulos a la hora de jalar el gatillo, y sin importarles que estén en la zona civiles, que lamentablemente salen heridos cuando no muertos.

Esta situación es la que hace urgente que la situación o actividad de los militares en las calles se regule o defina, con el tema de seguridad interior, para que organizaciones como éstas, de mucho prestigio ciertamente, tengan mejores elementos para hacer sus juicios sobre las acciones que pone en duda por parte del ejército y marina mexicanos, que por ellos, estarían mejor en sus cuarteles, pues el problema en sí es de los gobiernos que tienen corporaciones para ello, no de ellos.