Editorial

19/febrero/2018

 

Si el PRI no baja hasta las bases, y escucha planteamientos y hartazgos no va a encontrar resonancia electoral.

Si, con un aparato gubernamental puede crear la estructura, hacer la escenografía, y perder Chiapas en 2018, por lo que aunado a que ya voces importantes del priismo conservador y de vanguardia han dejado en claro que solo el tricolor no gana, la cúpula, la de siempre beneficiada, tiene que romper con cacicazgos y confiar más que nunca en su militancia, pues es ésta la que da votos.

Referencias de ex dirigentes, que estuvieron cuando era el invencible partido; señalamientos de los que acaban de pasar por éste de seis años a la fecha, tienen el pulso de la realidad electoral de ese partido que, mantiene pesadas losas en las entidades que le han costado votos, posiciones, presencia, y desde luego descrédito.

Más del que tiene no puede haber, pero aun con eso perdió varios estados en 2010, 2012 y como nunca antes en 2015.

Este 2018 se disputan nueve entidades, entre ellas Chiapas, gobernada por el PVEM, y aunque se dice que hay fractura entre éste y el PRI, lo cierto es que una vez establecido los acuerdos y los compromisos, se aceita la maquinaria de éstos partidos que no creo gusten de dejar de gobernar ésta entidad y al PRI las que les quedan dentro de las que se van a disputar.

Al contrario, si desean recuperar terreno, tienen que regresar al viejo trabajo político y sin caciquismos que en nuestro estado abundan.