Editorial

17/febrero/2018

 

México ha quedado ahora sí que cimbrado por los sismos, sobre todo por los del mes de septiembre de 2017, que fueron los que causaron pérdidas humanas y daños materiales.

Ayer un sismo muy fuerte, de 7.2 con epicentro en Pinotepa Nacional, Oaxaca, volvió a mostrar que la población está al tiente de éstos fenómenos naturales, que seguirán siendo constantes pues, se trata, de la movilidad de las capas tectónicas del planeta y nuestro país, está asentado en varias de ellas.

Fue el propio secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, quien precisó que no había reporte de pérdida de vidas humanas ni daños de consideración por el sismo de magnitud 7.2 grados ocurrido.

Igual fueron las declaraciones de los gobernadores de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Ciudad de México, en dónde se siguen sintiendo muy fuertes los temblores que se registran sobre las placas del pacífico.

Y es que no fue para menos: el movimiento telúrico tuvo una duración de aproximadamente un minuto, y aunque dijo que se trasladaría al lugar del epicentro, para realizar una evaluación y ver las medidas que se tomarán al respecto, la verdad es que eso es para especialistas, que no necesariamente tienen que ir hasta Pinotepa.

El punto es que el presidente Enrique Peña Nieto ordenó que se activaran los protocolos de emergencia en el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

No pocos videos en las redes sociales dieron cuenta del como en árboles y albercas, ranas y el agua se movían por efecto de la vibración, y desde luego también la forma ordenada con que los mexicanos evitaron lugares de riesgo.

Es bueno que exista esa cultura.