Tubo de ensayo

14/diciembre/2017

 

René Delios

 

Sí tenemos cuatro precandidatos, como lo son –ya al parecer cantados- Rutilio Escandón por Morena, Roberto Albores por el PRI, Eduardo Ramírez por el PVEM y María Elena Orantes por el Frente, salvo se les aparezca a cada uno competencia interna, nada tienen que hacer en propaganda hasta febrero, de lo contrario violarían la ley, por ser como se dice, candidatos únicos, en el entendido de que el PRI podría ir acá en Chiapas con el Panal, el Verde con el Morado, Morena con el PT y el MC con PRD y PAN.

Tienen, eso sí, un buen de paleros en las redes, que sustituirán la necesidad según esto de usar publicidad, y se concentrarán en difundir planteamientos o atacar contrincantes, según el caso, desde éste mismo mes.

Pero mis estimados, esas redes sociales en Chiapas no tienen la penetración que creen en la opinión pública estatal: sí, también estamos a la cola de conexión domiciliaria de internet; esto es que ni el 80 por ciento de la población en Chiapas tiene una computadora en casa. En torno al celular, ni el 90 por ciento de esos usuarios se interesa por temas políticos, por lo que la publicidad en los medios de amplia cobertura como la radio, serán muy importantes para dar a conocer el pensamiento político de los aspirantes, pero no sirven para el ataque masivo al adversario.

Por eso la vía seguirá siendo la red social.

La otra es que, se supone que, antes de que inicie todo esto, podría aparecer una ley que sancione los excesos de candidatos y obviamente ciudadanos, en contra de sus adversarios: de esta manera denostar sin pruebas o insultar con doble sentido podría ser castigado hasta con 350 salarios mínimos, como se plasma ya en la ley de a favor de discapacitados que sean discriminados en algún medio de comunicación aprobada por el Senado hace poco más de una semana, o como sucede ya con la ley de género, en su artículo 50, que deja en claro cuando una candidata es insultada por su adversario o por un medio de comunicación, y que también ya está en vigencia.

Que las mujeres en y de la políticas que han sido ofendidas no han actuado jurídicamente es otra cosa, digo, hasta que lo haga la primera para que actúen en cascada las demás, ese ataque sistemático continuará.

No sé si eso compensa a las redes sociales, pero por doble contra sencillo que a la señora Barrales del PRD, ahora que busca la jefatura del DF, le van a revivir lo de su departamento millonario en el extranjero, y volverán a decir que se vendió en el senado cuando, no fue ella y sí Miguel Ángel Barbosa el que le entró en el Pacto por México, o como acá le han dado a la señora Orantes que nuevamente busca la gubernatura, porque no ha hecho nada por Chiapas cuando, solo ha sido legisladora y nunca ha tenido cargo de decisión, o se ponen a decir que la priista Claudia Pavlovich no sirve para nada porque el crimen organizado sigue imperando en Sonora, cuando los gobiernos que la antecedieron fueron los que dejaron crecer ese flagelo al grado de la complicidad.

Y así, hay una tendencia de discriminación a la mujer cuando destaca o busca hacerlo, incluso por la propia igual, sin que éstas se pongan a calcular lo que se necesita siendo mujer para crecer dentro de un partido y luego sostenerse y luego lograr posiciones y relevancia en los cuadros dirigentes.

Neta, es todo un logro en ésta política misógina, y da gusto ver que aún se diga que tienen pocas posibilidades, insistan las damas en lograr un objetivo: eso se llama tenacidad como la han tenido las que han logrado posiciones y avances en los derechos políticos de las mujeres.

Ya sé que en política, también hay de mujer a mujer, pues bien me dijo una activista de altos niveles en América Latina que “desde luego que hay mujeres hijas de la chingada”, pero igual las hicieron, digo.

La idea esa de que la mujer deba ser sorprendida en política por los hombres ya quedó atrás; la propuesta por eso primero fue la equidad y luego la paridad que, no son precisamente lo mismo.

En la primera, al inicio la equidad busca el equilibrio político entre partidos e impedir la sobre representación en las cámaras o sea, terminar con la mayoría absoluta; en cambio la paridad fue ese mismo equilibrio pero ya interpretado en equidad de género en esas cámaras.

La neta me sorprende que aún, ahora sí que a estas alturas del partido, se siga atacando de una manera tan mezquina y hasta dolosa a las mujeres en la política, cuando –se insiste, neta- se puede exhibir o denunciar su corrupción o ineficiencia con buena redacción y respeto, pues se específica la información y eso mejora la comprensión.

Pero como eso está lejos, volveremos a ver la lluvia de denostaciones en contra de ellas –y no solo desde ellos, también entre ellas que es lo más lamentable- en esto que a la vez demuestra el nivel de nuestra cultura política.