Pese a “estricta vigilancia”, se fuga presunto asesino de neurocirujano

15/noviembre/2017

Un reo bajo custodia de elementos de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) detenido por el asesinato del médico David Casanova López se escapó del hospital civil del municipio de Córdoba, Veracruz, pese a contar con “estricta vigilancia policiaca”.

David Casanova López, de 55 años, originario de Córdoba, era presidente del Centro Nacional de Neurociencia en Veracruz, fue “levantado” el pasado martes 24 de octubre y días después encontrado sin vida con una “Z” rotulada en la espalda.

Con la indignación del gremio de doctores a cuestas, el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares se dio a la tarea de buscar a los presuntos responsables y hace dos semanas detuvo a tres de los presuntos responsables: Javier C.A., Leonardo F.M. y Ulises “N”, este último tuvo que ser hospitalizado por fractura de brazo y otras lesiones.

Sin embargo, durante la madrugada de este miércoles se fugó de un hospital civil, logrando burlar la custodia de policías estatales.

Con el gabinete de seguridad y procuración de justicia abocado al primer informe de gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, ni el Secretario de Seguridad Pública (SSP), Jaime Téllez, ni el Fiscal General del Estado (FGE), Jorge Winckler Ortiz quisieron dar declaraciones al respecto.

Incluso, Winckler mostró su molestia con el gremio periodístico: No pienso hablar, vayan y pregúntenles a los de siempre (sic), a los que publican puras mentiras”.

Un poco más sereno, el gobernador Yunes Linares prometió que “después se dará una versión oficial” sobre el tema”.

En Córdoba, Orizaba, Omealca, Ixhuatlán del Café, Amatlán de los Reyes, Ixhuatlancillo y Ciudad Mendoza se montó un fuerte dispositivo de seguridad para intentar recapturar a uno de los tres involucrados en el asesinato de Casanova que logró fugarse.

El cuerpo de Casanova López fue hallado al atardecer del día jueves 26 en un canal de aguas residuales de la colonia San Martín, ubicado en la carretera Córdoba-El Naranjal.

El cuerpo del médico se encontraba semidesnudo, degollado, con visibles huellas de tortura y en el abdomen marcada la letra “Z”, realizada con un arma punzocortante.