Tubo de ensayo

6/octubre/2017

 

René Delios

 

Huele a oportunismo, y desde luego lo es, pero al igual es mala fe, en especial los que bloquearon vías de comunicación en la región costa y parte de Los Altos, aun a sabiendas de la emergencia existente, y que desde luego, fue calculado con ese fin: entorpecer la ayuda humanitaria de alguna forma, sacar provecho.

De esos cuantos de oportunismos, de abusos, de chantajes y hasta de extorsiones por parte de dirigentes de tan disímbolas e indistintas organizaciones dizque sociales y hasta campesinas, hay ya más de mil en Chiapas, las más afiliadas a partidos de izquierda aceptadas por éstos más para engrosar la supuesta militancia que porque en realidad sean coparticipes de sus actividades “de lucha”.

Por eso no vemos banderas partidistas en acciones del Mocri o campesinas “independientes” bloquea caminos, o como los de El Aguaje, por ejemplo.

La cosa es que en tanto el gobierno estatal concentra su atención en la emergencia, en dejar el asunto “caminando”, se aparecen estos conflictos favoritos de la prensa para la explotación de la crítica directa y morbosa en ocasiones, en las que se habla de la entidad como si se viviera en el caos, como se dice de Guerrero y Veracruz, anexando ya Quintana Roo, y aun con eso siguen siendo las playas más visitadas de México desde el extranjero, y cuyos gobiernos hacen lo necesario para equilibrar esos señalamientos ciertos de violencia criminal, con el hecho de que no se registra en las partes turísticas “diamante”, que son las verdaderamente vigiladas –que es lo otro que no dicen-, contrario a los barrios pobres y altamente peligrosos como “Coloso” en Acapulco, “Huaca” en Veracruz y Villas Otoch en Cancún.

La cuestión es que si se detecta alguna comunidad con deficiencias en el abasto de medicamentos o alimentos en Chiapas, aun en el resto se logren las cosas al cien, se le da un destacado trato al asunto, sin aclarar que es un caso rezagado, no general en las entidades del sureste, en éste caso Tabasco, Oaxaca o nuestro estado, y de paso se le da su llegue al gobernador de que se trate y a la vez, se pone en calidad de desastre y en total abandono a los damnificados cuando, eso, no es cierto.

Lo apunto porque es un daño tremendo a la imagen de la entidad, no del gobernador Manuel Velasco en éste caso: ese tipo de publicaciones puede incluso influir en el fluido de la ayuda humanitaria, pues “para qué mandar si se la roban”, como empezaron a decir del estado de Morelos y eso no sería nada bueno, al menos para los damnificados.

Cómo me recuerda al periodismo militante de hace casi tres décadas, en que no se medía ese efecto, con tal de evidenciar al “PRI-Gobierno”, y pues sí, se denunció: se habló del caciquismo político, del Chiapas sin seguridad en la tenencia de la tierra, de la CNTE en expansión, y así siguió años, hasta 1994.

Apenas desde dos mil se empiezan a notar algunos consorcios, meros prestadores de bienes y servicios, no de la transformación que es en realidad lo que necesitamos con esto de las Zonas Económicas que son otro tema, y que hay que cuidar y proyectar con inteligencia, porque son una muy buena vía para el desarrollo económico, si es que se nos abre más el chance comercial en la llamada Cuenca del Pacífico, cuya auge económico empresarial no ha tenido igual en otras partes del mundo, y nuestro ventanal directo sería Puerto Chiapas, listo también para abrir mercado hacia el Itsmo centroamericano que nos está esperando.

Pero eso es  a futuro, o sea, otra vaina con relación a esto de que no llegan los víveres a los damnificados, y en el colmo hasta han sugerido que se desvía la ayuda internacional, sin que tenga la menor idea del conflicto diplomático que ello se generaría.

Es cuando me regreso y digo que no dudo que haya comunidades que requieren más ayuda o que de plano no han recibido, pero eso de decir “en el estado de Chiapas” es otra cosa.