Editorial

19/septiembre/2017

 

 

Dolores Padierna era la segunda coordinadora de la fracción perredista en el Senado de la República que también abandonó el barco amarillo.

El primero fue Luis Miguel Barbosa.

Con todo y ello, los perredistas se sienten confiados en mantenerse del lado adecuado, como señaló el Jefe de Gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera, el que dijo que en el PRD hay que estar por voluntad, mientras llamaba a una consulta abierta a las bases del DF.

El punto es que el propio Mancera no es militante del PRD ni por voluntad, ni en contra de ella, sino solamente busca de su protección y sus siglas para cumplir con su ambición de ser candidato presidencial, aun las estimaciones no le den amplias posibilidades, y menos luego de que se descubrieron que en la ciudad de México, siempre sí existen carteles que el jefe de gobierno de siempre negó.

Lo difícil de ello es que los perredistas se van quedando solos y que el respaldo que le pueden dar a Mancera se diluyen como los militantes que supuestamente son parte del grupo de Padierna y Bejarano, dirigentes del Movimiento por la Esperanza.

Hasta el momento, son más los perredistas que se pasan a las filas de Morena y de seguir esta tendencia en poco tiempo el sol azteca se quedará con un puñado de militantes, y eso que la contienda presidencial aún no inicia y el escenario se encuentra en plena ebullición.

Para esto López Obrador encabezó el Acuerdo Político de Unidad por la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México, en la capital del país, y en éste calificó de calumnias los dichos expresados sobre que su movimiento es una copia del gobierno de Nicolás Maduro, y contrariamente advirtió que habrá espacio para todos, cuando gane la Presidencia de la República, en un claro mensaje para aquellos que ambicionan una candidatura.

Obvio entre ellos Dolores Padierna y su esposo, René Bejarano, que ya desde hace tiempo no eran vistos como de lo mejor del PRD, y no fueron pocos los que se sorprendieron al conocer que, sencillamente se cambiaban del partido que les dio todo.