Agencias
Por supuesto, pese a sus colores, la moneda mexicana de diez pesos no está fabricada con oro y plata. Lo cierto es que para muchos, podría surgir la duda respecto a la composición de esta emblemática pieza.
De acuerdo al Banco de México, esta moneda bimetálica está conformada por dos tipos de aleaciones; una más pesada que la otra.
La parte interior es una aleación de alpaca plateada conformada por: 65% cobre, 10% níquely 25% zinc.
El anillo periférico es una aleación de combre-aluminio: 92% cobre, 6% aluminio y 2% níquel.
El cobre. Este metal es parte fundamental en la mayoría de las monedas alrededor del mundo debido a las características de este metal: es ligero, barato y fácil de moldear.
Desde el inicio de la creación de monedas, el cobre se convirtió en un metal fundamental, pues tiene una resistencia destacable a a corrosión, y pese a su color característico, es fácil crear distintas tonalidades utilizándolo en las aleaciones.
Con bajos contenidos porcentuales de otros metales, es posible modificar su tonalidad.
Gracias a estas características, es posible encontrar monedas antiguas en estados de conservación muy aceptables.
La parte interior pesa 4.75 gramos y el anillo externo 5.57 gramos. En total, cada moneda de 10 pesos pesa 10.32 gramos.
Comenzó a circular a partir del 1 de enero de 1996.