Tubo de ensayo

19/agosto/2017

 

René Delios

 

De acuerdo a la información, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ofreció asesoría y acompañamiento al periodista Héctor de Mauleón, destacado analista de El Universal, después de conocer la reciente amenaza que recibió a través de las redes sociales.

Mauleón ha sido amenazado de muerte por esa vía, cada vez que toca cuestiones relacionadas con el crimen organizado, y aunque sabemos que esos compas no avisan, no está de más establecer los protocolos necesarios para brindarles seguridad, aunque sobre el particular esa fiscalía inútil para asuntos de delitos en contra de periodistas no da la “cara”, pues no hay denuncia formal, argumentan, cuando existen ya más de cien homicidios en contra de comunicadores y no ha logrado esclarecer ninguno de los que ha “atraído”.

De todos modos y para cubrir el hueco de esa tal fiscalía, el organismo informó que desde el momento mismo en que supo de esos hechos, estableció comunicación con el profesionista, a quien expresó su solidaridad y destacó que las amenazas de agresiones físicas contra ese sector a través de las redes sociales se suman a otras acciones que coartan la libertad de expresión.

¡Asuuuu, qué alivio!

¿Para qué puede servir que la CNDH reconozca eso?

Mauleón puede ser abatido en cualquier momento: lo que le están haciendo es intimidatorio pues, en la analogía la cosa se dispara, e igual incluye a familiar no precisamente a él.

La seguridad del amenazado debe comprender desde luego a su familia, se intuye, digo.

No me gusto eso de que para “el organismo hizo hincapié en que todas las vidas son igual de valiosas y todos los hechos delictivos deben ser investigados y sancionados conforme a derecho, sin importar para ello la ocupación o actividad profesional de quienes son víctimas de los mismos. Ante ello, llamó a las autoridades de procuración de justicia a dar con los responsables y llevarlos ante la justicia”.

Eso lo sabemos, repito, por analogía, pero minimizar el hecho de que se trata de un opinador, colaborador, articulista o periodista de un medio informativo nacional y de la calidad de Mauleón, pues como que hay una diferencia pues, el señor, es periodista, integrante de un gremio al que le disparan en promedio de uno al mes en lo que va del año.

O sea que ¿allá él si se sigue exponiendo a diario con sus opiniones?

Esa es la idea de versión oficial sobre éste trabajo en el que, si es cierto, a diario somos objeto del escrutinio público, de la agresión burda de la opinión pública, que es la bien recibida, pero no las balas, pues después de éstas el agredido, ya no se puede expresar nada.