Las crónicas de un continuo despertar  

19/agosto/2017

Arít León Rodríguez

 

La violencia sexual afecta a millones de personas en todo el planeta. Es una emergencia médica que destroza brutalmente la vida de hombres, mujeres y niños. Destruye familias, daña a comunidades enteras. En muchos países, el impacto de la violencia sexual se ve agravado por una ausencia total de servicios de atención médica a las víctimas.

En tiempos de conflicto, las violaciones y otras formas de agresión sexual suelen ser práctica habitual. Este tipo de violencia puede ser utilizado para humillar, castigar, controlar, vulnerar, atemorizar y destruir comunidades. En tiempos de estabilidad, la violencia sexual también es un grave problema que atenta contra la salud y la vida. En ambos casos, los perpetradores a menudo son quienes supuestamente deben dar seguridad doméstica y social.

Vivimos en un estado de constante desconocimiento, y esa es la razón por la cual esta violencia es difícilmente erradicada pese al trabajo de los órdenes de gobierno.

Es simple. Desconocemos las terminologías simples que delimitan la agresión y `por ende al agresor.

La violación es una relación sexual no consentida. Esto puede incluir la invasión de cualquier parte del cuerpo con un órgano sexual o la invasión del conducto vaginal o anal con cualquier objeto o parte del cuerpo. Implica el uso de la fuerza, amenazas o coacciones. Cualquier penetración no consentida se considera violación. Los forcejeos que no acaban en penetración se consideran intentos de violación.

El abuso sexual es la invasión física o la amenaza de invasión física de naturaleza sexual, tanto si es por la fuerza como si es en condiciones de desigualdad o coacción.

La explotación sexual es abusar de una posición de vulnerabilidad, de poder o de confianza para fines sexuales. Incluye la prostitución forzada, la esclavitud sexual y el sexo transaccional.

El feminicidio está ligado a este tipo de violencia, ya que es un delito que se basa en el sexismo y misoginia, en la justificación de la violencia misma.

Cuando aparecen mujeres muertas en su propio dormitorio en nuestra ciudad, nos debemos dar cuenta de que los alcances de la violencia están siendo altos en cualquier ciudad.

Niñas, jóvenes y mujeres adultas tememos caminar por las calles a cualquier hora, que el trabajo que se está realizando debe ser verdaderamente eficiente, puesto que nos ha sobrepasado la violencia, y el resultado son las muertas, las agredidas en su propio hogar en manos de extraños y conocidos que consideran que al hacerlo, no pasa absolutamente nada.

Si pasa, y nos hiere.

Quienes han criticado las acciones concernientes a la prevención y capacitación contra el acoso sexual como falta administrativa en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez simplemente son cortos de visión ante un fenómeno que nos está desgranando.

Significa que o son muy ignorantes, o en efecto son agresores, simplemente.