Las crónicas de un continuo despertar

17/agosto/2017

 

Arit León Rodríguez

 

El Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, esto es el charro, dio a conocer que en los próximos días se lanzará la convocatoria de relevo de la Sección 7 de Chiapas.

Esto ya se lo informaron al actual secretario General de dicha sección, Adelfo Alejandro Gómez, que desde luego debe de entregar la estafeta y no dudamos que vuelva a tratar de darse la intentona de recuperar la séptima, que está bajo el dominio de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, conocida como la CNTE.

De todos modos y como lo dictan los protocolos para éstos casos, la SNTE dio a conocer que por escrito se le comunicó al dirigente estatal, y que en estricto apego a la norma estatutaria, los Órganos Nacionales de Gobierno de la Organización Sindical, han decidido emitir la convocatoria del XXII Congreso Seccional Extraordinario de la  Sección 7 de Chiapas a celebrarse los días 12 y 13 de octubre de 2017.

El comunicado tiene una fisura: “Bernache Guzmán, del Colegiado Nacional de Organización del CEN del SNTE, solicitó a Adelfo Gómez establecer comunicación inmediata con el área de organización a su cargo, para hacerle entrega de la misma y proceder a la inmediata publicación, bajo los términos del estatuto en vigor”.

La sección VII es democrática, sí, y renovará la seccional, pero a su modo y a sus tiempos, sin intervención o mediación del SNTE.

 

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No es broma cuando se dice en que en México los pajaritos en el alambre nos acompañan desde siempre.

Desde que el diario The New York Times señalo al gobierno mexicano como ejecutor de espionaje contra activistas y periodistas mexicanos, las cosas cambiaron.

Y es que desde 2011, al menos tres agencias federales mexicanas han gastado casi 80 millones de dólares en programas de espionaje de una empresa de origen israelí y para ello se usa un programa que en teoría solo debe empelarse contra bandas criminales o terroristas.

Como todos sabemos se trata del software conocido como Pegasus, el cual se “infiltra en los smartphones y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto

Obvio fue que las fuentes oficiales rechazaron que algunas de las agencias gubernamentales realice intervenciones contra comunicadores o activistas, pero el New York Times dijo que hay análisis independientes que indican que el software se utilizó para intentar espiar los celulares de Juan E. Pardinas y Carmen Aristegui, entre otros.

Pues eso, mencionado hoy porque ya acceden a celulares con todo descaro, ha pasado siempre, desde que soy una niña.

Y el punto es que también dijeron que investigarían el caso y la verdad es que al parecer ya le dieron carpetazo, en éste México nuestro en el que la ley, está a disposición de quienes la conducen.