La Diana Cazadora y su historia en Tuxtla Gutiérrez

14/marzo/2015

DIANA2La estatua de “la flechadora” se inauguró el primero de noviembre de 1944; en la capital chiapaneca ha tenido tres diferentes espacios

Está ubicada en la entrada oriente de Tuxtla Gutiérrez, es el sitio donde festejamos los triunfos de la Selección Mexicana, es la fuente de “La Diana Cazadora”, lugar emblemático para los capitalinos y de atractivo, pero, ¿cuál es su historia?, aquí algo de ella:

Esta fuente se inauguró el primero de noviembre de 1944, con una superficie de 153.86 metros cuadrados, una altura de 6 metros; el brocal de 75 centímetros de altura, de cantera “chiluca” y lleva un zócalo recinto; consta de dos tazones con un diámetro de 4.50 y 3.00 metros, respectivamente. Todo el revestimiento es de cantera y estáticamente le sirve de apoyo una estructura de concreto armado.

Se adosaron los bloques labrados en la Ciudad de México, la cual siguió los lineamientos de las fuentes coloniales. En los tazones y en el brocal están colocados los reflectores eléctricos que hacen resaltar por las noches la plasticidad del monumento. Agua y luz se diluían en ella con los siete colores del arco iris.

La obra tuvo un costo de $25,000.00. Estuvo originalmente frente a Palacio de Gobierno y Federal. Posteriormente fue cambiada al parque “Joaquín Miguel Gutiérrez” donde quedó por más de treinta y cinco años, hasta que fue retirada al remodelarse ese parque. En la administración del presidente municipal Héctor Yáñez (1960), el encargado de la iluminación era Guillermo Preciado, quien nos cuenta que debido al contacto con el agua se fundían seguidamente los focos luminosos.

A principios de 1980 el Parque “5 de Mayo” (hoy Jardín del Arte “5 de Mayo”) se encontraba en total abandono, no había luz, ni áreas verdes, las dos fuentes de piedra que existían estaban sin agua y con basura, por lo que para emperifollar el parque se montó la fuente y como novedad la escultura de “Diana la Cazadora”, hecha ex profeso para la fuente en el periodo de gobierno de don Juan Sabines Gutiérrez, colocándose en medio del parque.

Para agosto de 1982 algo deseó cazar la “Diana” que tuvo que bajarse de su pedestal. En realidad remodelaron la base de la siempre bella estatua de “Diana la Cazadora”, por ello estuvo en el piso del parque por una horas. A mediados de 1983, algunos ciudadanos se quejaban que la fuente de Diana carecía de agua y el esplendor de la misma quedaba a medias. Al remodelarse el parque (que tardó varios años) la constructora o constructoras encerraron con láminas toda el área y la fuente y estatua fueron removidas de su lugar original.

Para esas fechas en Tuxtla Gutiérrez se construía el monumento a la Bandera en “La Lomita” en la administración del doctor Rafael Pascasio Gamboa, cuyas estatuas eran confeccionadas en México precisamente por Juan F. Olaguíbel y donadas por el presidente de la República, por lo que el gobernador pensó, aprovechando que en aquella ciudad se esculpía la estatua de la “Flechadora” (Diana la Cazadora) por el mismo escultor, mandar a construir una fuente en Tuxtla donde en su terminación se colocara la escultura de “Diana la Cazadora”, pero por la experiencia habida en la Ciudad de México, donde la gente desde un principio no vio con agrado la estatua por su desnudez, lo obligó a desistir de la idea, ya que fuente y estatua se pensaban instalar frente a los anteriores Palacios de Gobierno y Federal, colindando por el Sur con el templo de San Marcos, lo que seguramente también no hubiera sido visto con buenos ojos por la sociedad tuxtleca en esos tiempos, menos, al ubicarlas a un costado de la iglesia principal, por lo que únicamente se construyó la fuente a la que se denominó “Luminosa”.

Actualmente, desde fines de la década de 1990, se encuentra la fuente y estatua en la entrada oriente de la ciudad flechando hacia el norte en dirección al Cañón del Sumidero, iluminada y con juego de agua que la hacen resaltar aún más por las noches, misma que se encuentra en lugar de un conjunto de tres postes de fierro que hubo en ese lugar, donde se puede apreciar en toda su majestuosidad ya que es una de las fuentes más hermosas de la capital chiapaneca.

Cabe señalar que la atrevida modelo fue una joven de 16 años, Helvia Martínez Verdayes, quien despojándose del pudor propio de su tiempo, se desvistió y posó su escultural cuerpo desnudo de abril a septiembre de aquel año, en que se fundió en bronce una de las obras escultóricas más representativas del arte mexicano y con ello inmortalizar su cuerpo y, por añadidura, el cuerpo de la mujer, la que se inauguró el 10 de octubre de 1942, en la Ciudad de México. / Henry Sánchez-Tuxtla Gutiérrez